Enviado por Gonzonet a través de Google Reader:
vía Bebés y Embarazos de silvia el 2/09/10
Érase una vez… en un bosque de la India, un elefantito joven que jugaba a menudo con una liebre muy rolliza. A pesar de la diferencia de talla, los dos se habían hecho amigos y se divertían resolviendo extrañas adivinanzas.
Un día la liebre le dijo a su amigo:
-Según tú, ¿quién es más grande de los dos?
Al elefante, al oír algo tan absurdo, casi se le cayó el racimo de plátanos que sujetaba con la trompa.
-¿Te quieres burlar de mí? ¿Tú, que cuando te pones de pie no me llegas ni a al altura de mis rodillas?
Continua leyendo éste bonito cuento….
-¡Eso es lo que tú crees! Puesto que sostengo que el más grande soy yo, buscaremos un árbitro que decida. ¿Estás de acuerdo?
-De acuerdo -respondió todavía atónito el elefante.
-Bien. Pues vayamos al pueblo y escucharemos el parecer de algunos seres humanos, quienes al ser los más inteligentes de los animales estarán más capacitados para emitir un juicio.
Mientras se iban acercando al pueblo se encontraron con algunos habitantes.
-¡Mira qué elefantito más pequeño! -decían unos al cruzarse con la extraña pareja. Otros comentaban-: ¡Tenéis razón, es muy pequeño! -Otros comentaban-: ¡Pero con el tiempo ya crecerá!
-Pero fijaos qué liebre tan grande -afirmaron todos. La liebre, muy altiva, procuraba ir siempre delante del elefantito.
-¡Daos cuenta qué patas tiene, qué orejas! ¡Es la liebre más grande que nunca hayamos visto! -era la opinión de todo el mundo.
La liebre entonces se giró y le dijo a su amigo-: ¡Volvamos! Nuestro problema está resuelto: yo soy grande y tú pequeño.
El elefantito sacudió la cabeza apesadumbrado. Reconoció que la liebre lo había vencido con astucia, porque él no había sabido rebatir sus argumentos. Pero, de vuelta por el sendero del bosque, al ver a la liebre por delante, le advirtió:
-¡Apártate si no quieres que la pata de este pequeño elefante aplaste a una liebre tan grande como tú!
Amiguitos: El cariño y la amistad va mas alla del tamaño y la apariencia que tengamos. Pero no crees… que resultó astuta la libre.
Extraído: Cuentos para niños
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